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El grito de socorro de los perseguidos por el régimen de Daniel Ortega

Un grupo de presos políticos recién excarcelados viaja a la cumbre de la OEA de la mano de Bianca Jagger para solicitar el apoyo de la comunidad internacional

Francesco Manetto
Una mujer enmascarada, en una protesta contra Ortega en Managua.
Una mujer enmascarada, en una protesta contra Ortega en Managua.Hector Guerrero

Enfrentarse a la autoridad por exhibir los colores de una bandera, el azul y el blanco, exponerse a la persecución por portar una flor de pétalos grandes llamada sacuanjoche. Los símbolos nacionales en Nicaragua se han convertido en una declaración de intenciones, en motivo de orgullo de quienes se oponen al régimen de Daniel Ortega, pero llevarlos es también un gesto que magnifica los riesgos. Los que asumen todos los que se manifiestan para exigir un cambio: la represión, la justicia amañada, la cárcel, la violencia e incluso la muerte. Un grupo de presos políticos recién excarcelados viajó esta semana a Colombia de la mano de Bianca Jagger, defensora de los derechos humanos, para ofrecer su relato con ocasión de la asamblea general de la Organización de los Estados Americanos (OEA) celebrada en Medellín y solicitar el apoyo de la comunidad internacional ante la grave crisis de su país.

En la retina de Levis Rugama quedaron grabadas las imágenes de aquellas de 17 horas de asedio. Este estudiante de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN), uno de los bastiones de la resistencia que se levantó contra Ortega en abril de 2018, rememora la noche entre el 13 y el 14 de julio. Tras sufrir el ataque de unos grupos armados leales al régimen, unas decenas de jóvenes lograron refugiarse en la iglesia de la Divina Misericordia, en Managua. "Estuve a punto de morir varias veces, rescatando, ayudando a los que estaban allí. Y hubo dos muertos", recuerda en conversación con EL PAÍS. Pasaron cinco semanas y fue interceptado y detenido, o "secuestrado" como subraya, en la ciudad de León, con otros líderes estudiantiles. Después de casi ocho meses recobró la libertad. Pero su situación no está resuelta. "Salimos antes de la ley de amnistía [impuesta el pasado 10 de junio por la Asamblea Nacional controlada por el oficialista Frente Sandinista] y estamos en un limbo porque el juez nunca notificó nuestro estado jurídico".

Junto a él estaba ese día Yaritza Rostrán, de la Coordinadora Universitaria por la Justicia y la Democracia. "Nos catalogamos como sobreviviente de la Divina Misericordia", explica. "El ataque no cesó desde la una de la tarde hasta el día siguiente a las seis de la mañana. La policía fue cómplice de ese asalto de paramilitares. A los estudiantes, que encabezamos la protesta desde abril, nos han perseguido, nos han expulsado. Yo era estudiante de quinto año de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales. Nos han expulsado y no puedo inscribirme en ninguna universidad pública", relata.

Bianca Jagger, durante una manifestación en Managua junto a Levis Rugama.
Bianca Jagger, durante una manifestación en Managua junto a Levis Rugama.FUNDACIÓN BIANCA JAGGER

Bianca Jagger, nacida en Managua, presidenta de la Fundación prodefensa de los derechos humanos que lleva su nombre y embajadora de Buena Voluntad de Consejo Europeo, los conoció a finales de abril, cuando viajó a Nicaragua con Amnistía Internacional para presentar un informe sobre la represión ordenada por Daniel Ortega y Rosario Murillo. "Levis y Yaritza me acompañaron a las marchas. Cuando estaba en la iglesia me llamó, yo vivo en Londres, me contó que salía con el cura afuera a tratar de buscar a los heridos para ayudar", describe. Esta semana cruzó el Atlántico para denunciar el grave deterioro de la democracia en el país ante la OEA. En su opinión, los Gobiernos americanos deben aplicar la carta democrática de la organización. que llega a contemplar la suspensión de un Estado miembro. "Cada que pasa es un día en que el régimen de Daniel Ortega puede asesinar a alguien", continúa Jagger, quien recuerda que al comienzo de las manifestaciones el periodista Ángel Eduardo Gahona fue asesinado de un tiro en la cabeza mientras filmaba un enfrentamiento.

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Finalmente, la OEA aprobó una resolución que insta al Gobierno a que "permita el ingreso de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y sus mecanismos, así como de otros mecanismos internacionales de derechos humanos. Ortega expulsó el pasado diciembre a la comisión por denunciar violaciones y redobló el acoso contra las ONG, además de tratar de sofocar las voces del periodismo independiente. "La persecución es constante", afirma Yubrank Suazo, estudiante de Psicología. " Actualmente en Masaya [ciudad símbolo de la resistencia] no se escuchan las balas y los morteros, pero el asedio está mayoritariamente enfocado contra los presos políticos".

Si la situación no cambia, según Irlanda Jerez, odontóloga y líder opositora recién excarcelada, "en Nicaragua habrá más personas asesinadas y desaparecidas" después de los cientos de muertos a manos del Gobierno, sus cuerpos policiales y parapoliciales. Reflexiona sobre la urgencia de unas elecciones libres y la necesidad de que Estados Unidos, la UE y las principales instancias internacionales aumenten la presión. "Queremos elecciones ya, lo más pronto posible. Nosotros vamos a seguir luchando internamente. Nicaragua está en un régimen dictatorial, terrorista. Si los países no nos apoyan, vamos a continuar. No es imposible sacar a Ortega. Solo nosotros no vamos a poder, pero vamos a continuar, de forma cívica, para que regrese la democracia", enfatiza al mostrar sus serias dudas sobre la voluntad de diálogo del Gobierno. "No ha cumplido ninguno de los acuerdos de la mesa de negociación. Hoy día hay todavía 89 hermanos secuestrados, que se sepa. Tenemos casas confiscadas, en mi caso, negocios saqueados y tomados. Nicaragua está totalmente militarizado. Hay una fuerza armada con 20.000 efectivos con armas de guerra, a la vista de todo el mundo. La pregunta es, ¿qué van a hacer todos los países? ¿De qué forma nos van a ayudar?".

Las autoridades suelen imputar a los opositores delitos comunes como robo o narcotráfico. Jerez, que luce en el pelo una flor sacuanjoche, permaneció 329 días encarcelada y es la presa por motivos políticos que más tiempo pasó en prisión. "Fui golpeada siete veces, me dejaron sin comida e hice desobediencia", asegura. "Solo tenía una opción dentro de la cárcel, que era defender la libertad de mi patria". María Adilia Peralta y Cristian Fajardo, joven matrimonio de líderes de bases de Masaya, fueron detenidos por el Ejército en la frontera con Costa Rica y acusados de terrorismo, destacan el vaciamiento de las instituciones del país. "Que se sepa que Nicaragua no existe el Estado de derecho, desde hace años. Solo en 2014 se reformó la Constitución política y se hizo a la talla y medida de Daniel Ortega", recuerda Peralta. "Mi esposa pasó diez meses presa y yo pasé 11 meses, han pisoteado nuestra dignidad, pero estamos incólumes", tercia Fajardo.

Brandon Lovo fue, con su primo Glen, uno de los primeros detenidos en la ola de movilizaciones de 2018. "Nos querían culpar del caso de Ángel Eduardo Gahona. Nos echaron 23 años", explica al revivir el arresto, un episodio kafkiano que se dio días después de haber resultado herido de bala y negarse a denunciar a un policía por considerarlo inútil. "Paz se puede tener, pero olvido jamás", opina. "Lo que todo el mundo pide es justicia".

Justicia es lo que persigue Julio Montenegro, el abogado que les acompaña y que representa a cerca de 80 de perseguidos. Todos ellos reclaman también sanciones internacionales aplicadas de forma individual al aparato del régimen. "En Nicaragua tenemos una resistencia pacífica, los nicaragüenses no están armados", recalca Bianca Jagger. "La única forma en cómo logramos que Daniel Ortega se debilite es por las sanciones de la OEA, Canadá, el Parlamento Europeo y España, que juega un papel extremadamente importante. Que no nos olviden. Nosotros contamos con ellos", confía. 

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Sobre la firma

Francesco Manetto
Es editor de EL PAÍS América. Empezó a trabajar en EL PAÍS en 2006 tras cursar el Máster de Periodismo del diario. En Madrid se ha ocupado principalmente de información política y, como corresponsal en la Región Andina, se ha centrado en el posconflicto colombiano y en la crisis venezolana.

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